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jueves, febrero 17, 2011

La APPO, el mundo y los medios

Seré breve esta vez, si es cierto hace tiempo dijimos que se había ido la APPO, que ya no tenia mucho quehacer político y esta semana ha resurgido, no es que haya estado desaparecido, simplemente que las condiciones no estaban dadas para esto fuera asi, y se demuestra una vez mas que el movimiento que puso en la mirada a nivel internacional esta ahi presente, y si bien es cierto que se mostró un tanto del lado del actual gobernador gabino cue para apoyarlo en campáña, es también cierto que se aun conserva los ideales de no pertenecer a ningun partido político. Pero surge y no es bien visto por la sociedad porque nuevamente aparece el fantasma del apoderamiento de la ciudad de la quema de carros de la inestabilidad y violencia, claro que todo esto en el marco de una protesta en contra del recién decreto a la educción, que por cierto solo beneficiara a la clase media, dejando de lado a los universitarios y los mas pobres; partiendo de este punto la educacion en México no necesita resolverse con decretos ni estímulos ficales, mucho menos con violencia o manifestaciones, solo el trabajo de todos y cada uno de las partes sociedad y gobierno podrán logar dar este gran paso hacia una educacion de calidad.

Por otro lado el mundo esta sufriendo de verdaderos cambios politicos, el reciente caso en egipto, la ola crece por todo medio oriente y se expande, la idea de nuevos regímenes con mayor vision social y democrática esta presente en aquellas naciones. En México claro esta estamos muy alejados de ese problema, pero tambien es de afirmar que los problemas que hoy en dia enfrenta son tan grandes que ningun personaje podria solo, la tarea es de todos, con el simple hecho de ser un buen ciudadano ayudamos a que algo mejore.

Mientras celebramos al ingeniero Gonzalez camarena, a la television le falta tambien mucho que mejorar, ojala que los medios de comuncion en el pais realicen un cambio en pro de la sociedad; y de mientras esperamos mejores noticias lo unico que nos queda hacer es seguir trabajando desde cualquier punto.

viernes, febrero 11, 2011

Egipto: Una revolucion que derribo varios mitos

EL CAIRO La crisis en Egipto acabó como debía, mostrando el mejor de sus rostros con la victoria popular sobre un régimen despótico. Pero, aunque los riesgos que prevalecen son enormes, es mucho más lo que se ha ganado aquí de lo que parece. Es posible que quienes sostuvieron la estrategia de aferrar al poder al dictador Hosni Mubarak estén en estas horas evaluando el costo de la factura que originaron. Esta caída pudo ser más módica, pero resultó de una enorme movilización popular que unió a estudiantes y trabajadores con la nítida idea de lograr mayor libertad para su pueblo. La batalla que se obligó a librar para acabar con el régimen le agregó un inmenso caudal político al triunfo que, por lo menos, condicionará los pasos que se den de aquí en adelante en Egipto y la región. Habrá que prepararse para un cambio rotundo de los regímenes feudales que reinan en el área .



Las fallas de caracterización que hicieron posible que el jueves Mubarak ocupara la televisión para negar cualquier posibilidad de rendirse, son significativas de la dificultad para comprender la profundidad de este proceso. Y es probable que esos desafíos prevalezcan en la etapa provisoria que se ha abierto. Hoy, Egipto venció una dictadura pero quedó en manos de los militares que tomaron el poder y anularon el cuestionado Congreso.



Eso es técnicamente otra dictadura , aunque conviene ir por partes.



Debe observarse que la pelea que dio Mubarak no fue resultado del capricho de un autócrata sino una estrategia que lo excedía y que venía siendo escrita también en el exterior . Ese es el andamiaje que fue derrotado en esta legendaria lucha y es también el tamaño considerable del nuevo poder que ha quedado sobre la mesa.



Es conocido que las masas, en un proceso de rebelión, se acercan a su objetivo con diversas aproximaciones, sin saber con exactitud qué forma irá adoptando la movilización. Lo que hizo posible vencer a la dictadura fue la incorporación de trabajadores a la protesta, que impulsaron huelgas en todo el país, la última en el Canal de Suez, un paso estratégico para el comercio mundial y central para la economía de Egipto. Cuando los intereses económicos comenzaron a ser fuertemente afectados, se movió el cuadrante.



Los mismos militares que en estas tres semanas apoyaron al gobierno y que a la mañana de ayer le reclamaron a la gente que se vuelva a sus casas, expulsaron al poco rato a Mubarak y ningunearon a su vice presidente Omar Suleiman , un personaje especialmente odiado por la multitud.



Esa doble concesión indica que la fuerza de la movilización regula la autonomía de los uniformados, a cargo de garantizar un proceso electoral que tendrá una extraordinaria vigilancia. Es difícil, aunque no improbable, que exista la idea de traicionar este nuevo poder para manipular el próximo gobierno egipcio. Pero no parece posible, como no lo fue al menos de modo tan directo, en los procesos aperturistas del Este europeo. Sin embargo se debe descartar que Egipto entre ahora en un periodo de calma.



Otro tema clave es la conciencia de la movilización. Las banderas de esta gente fueron y son republicanas . Quizá no es claro incluso para ellos a qué se refieren cuando demandan democracia, porque ese sistema se aprende sólo con la practica, carente por ahora aquí. Pero sí es contundente l a demanda de contrapesos que aborten los abusos autoritarios , garanticen la división de poderes y una justicia independiente. En ese proceso se ha construido aquí uno de los ejemplos más conmovedores de tolerancia que la humanidad ha visto en largo tiempo . Musulmanes y cristianos, creyentes y ateos, izquierdistas y derechistas, de distintas clases sociales han coexistido sin incidentes unidos por el espanto al régimen y el sueño de una calidad de vida superior.



Esta épica es doblemente notable en una región que el imaginario ha descrito siempre como rehén de una violencia crónica que habría condenado por anticipado a sus pueblos.



La rebelión en El Cairo ha fulminado ese paradigma.



Pero es ese ejemplo de unidad y de poder ciudadano el que está en el blanco de quienes han venido proclamando que la democracia no es para todos. Se busca matar así un sueño necesario no solo para esta gente sino para un mundo demasiado encerrado en el tamaño de su propia baldosa. El vicecanciller israelí Silvan Shalom, militante firme de aquella noción, dijo poco antes de la caída de Mubarak que una apertura democrática es inaceptable porque “fortalecería a los elementos radicales”.



Israel, asegura que una mutación republicana en Egipto convertirá al país en una teocracia como la de Irán. Y acabaría con los acuerdos de paz firmados en 1979 entre ambos países y con la estrategia de seguridad común.



El camino elegido por los revolucionarios no parece ser el de una construcción de ese tipo. Más bien hay un rechazo fuerte a ese modelo que asumen como otra forma de dictadura. En la práctica el temor no es a una teocracia, sino a la exhibición exitosa de una fuerza popular que puede cambiar la historia a despecho de la voluntad de sus líderes.



Es por lo menos interesante observar que el partido ultraislámico Hamas, que gobierna en la Franja de Gaza y es tachado como terrorista por EE.UU. Europa e Israel, ha arrestado a jóvenes que marcharon en apoyo a los egipcios .



Pero hay una interesante explicación sobre este comportamiento. En Gaza, que vive una catastrófica crisis social, nació un movimiento de miles de jóvenes que han difundido un “manifiesto para el cambio” en el que proponen modificaciones radicales en la forma que se ejerce el poder para mejorar el ingreso de la gente. Es ese efecto libertario el que el autoritarismos de Hamas quiere abortar antes de que crezca. Como también lo ha hecho la autoridad palestina en Cisjordania. La teocracia iraní, a su vez, que se ha puesto retóricamente del lado de esta rebelión, acaba de prohibir a la oposición que salga a las calles para respaldarla.



El régimen de Teherán sabe que el destino de Mubarak no le pasa muy lejos . Es un dato casi para coleccionistas este de por dónde Hamas, la Autoridad Palestina, Irán e Israel, acabaron por coaligarse.



No son los únicos. Las autocracias feudales de la región, la corona saudita, la jordana y el resto de los potentados del Golfo, socios históricos de EE.UU., le venían demandado a Washington que aliviara la presión sobre Mubarak y que impidiera por todos los medios su caída. Sabían que esto que se ha incubado en Egipto es una revolución y que si caía El Cairo a ellos les puede tocar igual destino. Todos los pueblos de esta región comparten las mismas angustias y puede reaccionar del mismo modo, como se ve en Argelia, Marruecos, Jordania o Yemen. Es un mundo que está terminando. Y que hasta hace pocas horas parecía invulnerable.

 

Copyright Clarín, 2011.



miércoles, febrero 02, 2011

Guerra en Egipto

Ola de cambio en el mundo árabe


El brutal contraataque de Mubarak incendia la revuelta

Nuevos enfrentamientos esta madrugada elevan a siete el número de muertos. -1.500 heridos en los choques entre matones del presidente y manifestantes en El Cairo - El vicepresidente dice que no empezará el diálogo hasta que cesen las protestas. - La prensa extranjera sufre toda clase de agresiones.- Suspendidas las sesiones del Parlamento para revisar los resultados de las legislativas de diciembre


La caja de los truenos se ha destapado en Egipto. La relativa paz en la que se estaba desarrollando la protesta ha saltado en pedazos después de que Hosni Mubarak contraatacara ayer de forma brutal con una embestida de sus partidarios en la plaza Tahrir. Esta madrugada se ha terminado de pasar de los palos y a las piedras a las armas de fuego, y seguidores del presidente han disparado contra un grupo de opositores. Cuatro manifestantes han muerto y las agencias recogen versiones de testigos que aseguran que hay 13 heridos más.

El presidente egipcio decidió que solo un baño de sangre podía salvar su régimen y lanzó durante la tarde de ayer a miles de sus matones, camuflados como manifestantes, sobre este centro simbólico de la revuelta. Fue una jornada tan violenta como grotesca. La represión se disfrazó de enfrentamiento civil, mientras los militares asistían a la venganza de Mubarak tan impasibles como en días anteriores. Según el Gobierno, murieron tres personas -uno de ellos, un militar- y más de 600 sufrieron heridas graves. Al Yazira y Reuters citan fuentes médicas que elevan a 1.500 la cantidad de heridos. Tres cosas quedaron claras en la confusión de la batalla: que el dictador no pensaba rendirse, que estaba dispuesto a infundir un terror profundo en la población y que no era ya posible una transición negociada.




En una semana de extraordinarias convulsiones, el día de quedó marcado para la historia. Resultaba difícil predecir si el violento coletazo de Mubarak y los suyos marcaba el triunfo de la contrarrevolución o si, más posiblemente, condenaba a Egipto a adentrarse en una era de inestabilidad y radicalización.



El discurso de Mubarak el martes por la noche fue la señal de que el régimen y su jefe aún se sentían fuertes. No importó que centenares de miles de personas acabaran de pedir en las calles de El Cairo y otras ciudades la dimisión del presidente y una transición a la democracia. Mubarak anunció que no se presentaría a la reelección en septiembre (un gran sacrificio por parte de un hombre de casi 83 años con cáncer), prometió que moriría en Egipto y dirigió un hábil mensaje a sus ciudadanos en el que apeló a las emociones, al pasado y a la patria. Buscó que vibrara el nacionalismo egipcio, el más antiguo del mundo. Y reiteró que solo él separaba a Egipto del caos. No avisó, sin embargo, de que precisamente él pensaba desatar el caos solo unas horas después.



El día comenzó tenso, con una crispación especial en el ambiente. En casi todos los barrios de El Cairo se veían discusiones y peleas. Los partidarios de Mubarak, el grupo que había permanecido silencioso desde el inicio de la crisis, se hacían oír. Por canales ensayados en ocasiones anteriores, como en las elecciones amañadas o los actos de apoyo al régimen, el palacio presidencial hizo saber a los suyos (policías, funcionarios, partidarios sinceros) que había llegado el momento.



Apoyos a Mubarak





Varias manifestaciones de apoyo a Mubarak se formaron en distintas zonas. La marcha más numerosa confluyó en la plaza de Tahrir, donde seguían concentrados miles de opositores al régimen. En un primer momento, ambas multitudes se aproximaron con relativa tranquilidad. Los opositores trataron de bloquear el paso a los recién llegados con una cadena humana. Los fieles a Mubarak expresaron su intención de "tomar la plaza para demostrar quién es la auténtica mayoría".



"No queremos revolución, sino paz; estos días hemos respetado a la oposición, ahora exigimos respeto nosotros porque el momento es crítico", declaró Ahmad Osman, un farmacéutico de 36 años que parecía, en efecto, un farmacéutico. Otros jalearon sus palabras.



Batalla medieval



Poco después de mediodía se desató el infierno. Miles de personas surgieron de las filas de la manifestación favorable a Mubarak y cargaron contra los opositores, en maniobras organizadas. En ese mismo momento, el servicio de Internet reaparecía en el país. Una extraña coreografía se desarrolló en la plaza: abrazos que simulaban la reconciliación entre los bandos y gritos de "paz, paz" lanzados por gente que portaba retratos del presidente, posiblemente para ser captados por la televisión local (que durante la jornada entera emitió imágenes de manifestantes eufóricos que lanzaban loas a Mubarak), se mezclaban con agresiones brutales.



Los opositores reaccionaron y se lanzaron también al choque, en una escena que evocaba las batallas medievales. Para reforzar esa impresión, decenas de fieles a Mubarak iniciaron una carga a lomos de caballos y camellos. Los jinetes utilizaron porras, látigos y cadenas, hasta que dos o tres de ellos fueron descabalgados y apaleados; los otros se retiraron con rapidez. Volaban las piedras desde ambos lados.



El regreso de la policía



Entre el polvo, el ruido, los golpes, los gritos y la sangre, algo se hizo evidente: la policía no se había esfumado, se había limitado a preparar ese momento. Unos hombres fornidos que se presentaron como farmacéuticos, con unas frases en inglés recién aprendidas, increparon a este corresponsal porque, decían, la prensa extranjera había mentido en los últimos días. Cuando se les pidió que mostraran algún documento que les acreditara como "farmacéuticos", respondieron con golpes. La persecución a periodistas extranjeros es una constante. Decenas de ellos sufrieron ayer heridas y robos de cámaras y ordenadores.



Mohamed el Baradei ha acusado al Gobierno de estar recurriendo a la "táctica del miedo. El ex director del Organismo para la Energía Atómica (OIEA), asegura tener pruebas de que se trataba de "agentes de policía vestidos de civil". "Tenemos sus carnés de policía", afirmó el opositor egipcio, que pidió en declaraciones al canal Al Yazira, que las Fuerzas Armadas dejen atrás la neutralidad e intervengan para proteger a los ciudadanos.



La violencia no amainó en las horas siguientes y proseguía por la noche. Los opositores al régimen crearon un cordón humano para proteger a mujeres y niños e intentaron taponar las entradas a la plaza. "Luchamos por nuestra vida, luchamos por nuestra vida", gritaban. La gente del régimen lanzaba abundantes cócteles molotov y se escuchaban disparos de arma automática. Había gente ensangrentada por todas partes.



Varios opositores lloraban sentados en el suelo. "No puede ser, hemos perdido otra vez, hemos perdido otra vez", decía uno de ellos.



Bien entrada la noche, seguían lanzándose cócteles molotov en la plaza y cercanías. Varios de ellos cayeron junto al Museo Egipcio, un área dominada por los partidarios del régimen. Un camión de la policía lanzó agua a presión para evitar un incendio en el edificio, cargado de tesoros arqueológicos. Fuera de la plaza de Tahrir las calles estaban relativamente tranquilas. No se conocen incidentes tan violentos como los de El Cairo en Alejandría y en el resto de las ciudades egipcias.



Suleimán: no al diálogo sin calma



Tras los disturbios, el vicepresidente, Omar Suleimán, instó a todos los manifestantes a regresar a sus casas y respetar el toque de queda para que vuelva la calma. El hasta ahora jefe de los servicios secretos, aseguró que el diálogo con las fuerzas políticas depende del fin de las protestas en las calles.



También rechazaron la violencia lo ocurrido los partidos políticos opositores, que el pasado martes trataban de dibujar una hoja de ruta que, ya sin Mubarak en el poder, llevara a una transición pacífica. El Baradei, volvió a reiterar ayer que Mubarak debe abandonar el poder antes del viernes. Ese día, los movimientos de jóvenes que están liderando la protesta han planeado llevar a cabo una nueva marcha a la que han denominado "El viernes de la partida".



El Ejército pide el fin de las protestas



Mientras, el presidente egipcio ordenó la suspensión del Parlamento hasta que se revisen los resultados de las elecciones legislativas del pasado diciembre. La oposición denunció el fraude masivo en esos comicios en el que el partido de Mubarak se hizo con la casi totalidad de los escaños. El anuncio llegó apenas después de que el Ejército, actor clave en el país, tomara la palabra para pedir a los manifestantes contra el régimen que regresaran a sus casas ya que su mensaje había sido escuchado y el poder ya conocía sus demandas. "Se ha escuchado vuestro mensaje y se van a atender vuestras demandas", dijo por televisión un portavoz del estamento militar, pieza fundamental en el país por el apoyo del que goza entre la población pero también como cuna del actual presidente y de los dos anteriores. "Las Fuerzas Armadas os llaman. Empezasteis saliendo a la calle para expresar vuestras demandas y sois los únicos capaces de recuperar la vida normal", añadió.



Respuesta de la oposición



La coalición por el cambio que encabezan los principales partidos de la oposición respondió pidiendo nuevas manifestaciones. Tres de los partidos oficiales que incluyen al liberal Wafd, el izquierdista Tagammu y los partidos nacionalistas naseristas se mostraron en contra de tomar medidas enérgicas para pacificar los enfrentamientos que se estaban produciendo en el centro de la ciudad.



Los partidos anunciaron estar dispuestos a negociar con el Gobierno. "Hemos decidido entrar en un diálogo para responder a la invitación hecha por el vicepresidente Suleimán, (...) a fin de mantener la seguridad, la seguridad y la estabilidad de la nación y el pueblo", afirmaron en una declaración conjunta.



Solo un día antes estos mismos partidos habían llegado a un acuerdo con el resto de opositores supeditando cualquier negociación a la aceptación de unas líneas generales. La primera de ellas es que Mubarak abandone el poder.



Históricamente, los tres partidos han tenido una ambigua relación con el régimen, que en algunos casos oscilaba de la disidencia al colaboracionismo. "No queremos sustituir la protesta de los jóvenes por el diálogo. Es responsabilidad de la seguridad del Estado protegerles y advertimos al [gubernamental] Partido Nacional Democrático contra estos actos", señalaba el líder de los naseristas Samah Ashour en una rueda de prensa.



Mohamed al Beltagy, un ex parlamentario de los Hermanos Musulmanes, advirtió que su grupo, la Asamblea Nacional para el Cambio, se mantiene firme en su decisión de rechazar cualquier tipo de negociación con el régimen de Mubarak hasta que se den los pasos que se habían acordado.



"Wafd y Tagammu solo se representan a sí mismos, y no están autorizados para hablar en nombre de la oposición", aseguraba el ex parlamentario en declaraciones a un diario egipcio. Al Beltagy señaló además que la extrema violencia que estalló durante la jornada de ayer representa el último intento de Mubarak para mantener el poder en el país.





 

Espacio Abierto

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Agradecimientos

Gracias a todos, deseo que en este año 2013, llega la luz a nuestros corazones y que la armonia y felicidad perdure siempre.